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La escuela como una institución esencialmente disciplinaria ha dispuesto como una de sus más relevantes funciones el mantenimiento y el control de una masa de niños, en un tiempo y en unos espacios determinados, dispuestos minuciosamente bajo lo que podría definirse como la lógica de la organización escolar. Si bien, tanto la disciplina como los castigos han sido inherentes al funcionamiento mismo de la escuela y han permanecido constantes durante décadas en la cotidianidad escolar, su permanencia en esta institución ha logrado evidenciar ciertas transformaciones, aunque no siempre éstas respondan a un cambio radical y cortante con prácticas anteriores. Dicho de este modo, en un periodo que comprende los últimos años del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX y que además conjuga de algún modo las características de tres modelos pedagógicos adoptados en Colombia: sistema lancasteriano, pedagogía católica y Escuela Nueva, se pretende seguir de cerca el recorrido de los castigos a través de estos tres modelos de enseñanza y en este sentido poder interpretar de qué forma se fueron ajustando los cambios en la aplicación de los castigos, en un proceso que además de destacar la función social de la escuela, dice mucho del papel del maestro y la concepción del niño o de la infancia dentro del marco escolar.

De la Fuente R., E., & Recio B., C. M. (2002). Los castigos en la escuela ¿cambios o continuidades?. Historia Y Espacio, (19), 89–108. https://doi.org/10.25100/hye.v0i19.7034