Santiago Robledo Páez, Escribir una autobiografía en el Nuevo Reino de Granada: estudio sobre las Observaciones curiosas y doctrinales de Joseph Ortiz y Morales. Bogotá: ICANH, 2018. 172 p.
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Durante décadas la práctica historiográfica se ha basado, fundamentalmente, en una relación hermenéutica con ese pasado que se instituye como su objeto de estudio. A partir de dicha asociación, la “escritura de la historia” ha pretendido descifrar los hechos pasados imponiéndoles categorías que permitan reducirlos de tal forma que puedan ser objeto de un riguroso análisis. La historia, entendida como escritura de los hechos del pasado (Rerum Gestarum), se convirtió así en “la ciencia de los hombres en el tiempo”[1], una disciplina científica cifrada en la pretensión de verdad. Gracias a esto el binomio “historia” / “literatura” se constituyó como antítesis, a partir de la tajante separación entre “verdad” y “ficción”, dando forma desde el siglo XIX a los límites disciplinares de lo que Michel de Certeau denomina como la “operación historiográfica”[2]. Pero, ¿qué es literatura y qué es historia? ¿Podemos realmente aplicar estas categorías ─incubadas en el siglo XIX─ a los textos producidos en los siglos XVI, XVII, y XVIII? Estas cuestiones encierran el problema al que Santiago Robledo Páez hace frente en el recientemente publicado Escribir una autobiografía en el Nuevo Reino de Granada: estudio sobre las Observaciones curiosas y doctrinales de Joseph Ortiz y Morales.
[1] Acojo aquí la definición otorgada por Marc Bloch en su ya clásica Apologie pour L’Histoire. Véase: Marc Bloch, Introducción a la Historia (México: FCE, 2000), 31 – 32.
[2] Michel de Certeau, La escritura de la Historia (México: UIA, 2006), 67 – 118.